viernes, 12 de agosto de 2011

Bolívar, a caballo con el Sol

Exhiben 23 obras del maestro Delarra, recientemente descubiertas
10:55 Jorge Rivas Rodríguez / 25-07-2011
Periodico Trabajadores

Por Jorge Rivas
Con la apertura de una exposición con 23 piezas inéditas del connotado maestro de la plástica José Delarra (José Ramón De Lázaro Bencomo, San Antonio de los Baños, 26 de abril de 1938-La Habana, 26 de agosto de 2003), la Casa Simón Bolívar, en La Habana Vieja, se unió a las celebraciones en la Isla, este 24 de julio*, por el aniversario 228 del nacimiento del Libertador de América (1783), y el 188 de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, que selló finalmente la independencia de Venezuela (1823).

La exhibición del pliego de dibujos (tintas sobre cartulinas de pequeños formatos) recientemente encontrados por sus hijos —también creadores— en el estudio del artífice, acreedor de la condición de Héroe Nacional del Trabajo, igualmente viene a evocar; bajo el título de Bolívar, a caballo con el Sol; el décimo aniversario de la fundación de la Casa Simón Bolívar, mansión de estilo colonial que atesora infinidad de obras representativas de las artes visuales del hermano país, entre ellas piezas realizadas por los 16 premios nacionales de las artes plásticas.

Allí, ante una multitud de cubanos y venezolanos, previamente se exhibió el documental histórico Batalla del Lago, a través del cual se sintetizan relevantes acontecimientos relacionados con la batalla naval del Lago de Maracaibo, que enfrentó a las escuadras del Almirante José Prudencio Padilla y las del Comandante español Laborde, quien tras un intenso combate y ante el ímpetu y valentía de los patriotas criollos, tuvo que capitular y emprender la retirada.

Orlando Ruiz, colega y biógrafo de Delarra, en las palabras al catálogo dijo que: “en Delarra, Bolívar está vivo, porque la muerte no se ajusta a su concepto de la estética, ni de la vida. De ahí que en cada una de estas gallardas y emblemáticas figuraciones haya una semántica alegórica; el artista adjudicaba esencial fuerza al color, rico en tonalidades representativas del trópico, del Caribe, del que dijo una vez que era el color mismo de la vida”.

Se trata de un conjunto de cartulinas en las que el creador corrobora su personalísimo sello. Entretejido de figuraciones y abstracciones —sobre todo en el uso de los colores y las manchas— en el que sobresalen tres características esenciales: auténtico sentido de nacionalidad; identificación de valores alegóricos a la cultura cubana; y la representación sublime de la idiosincrasia caribeña. En los “nuevos” trabajos de Delarra, descubiertos “a tiempo” —casi ocho años después de su repentina muerte— para estas celebraciones se distinguen el ingenioso oficio y la maestría del dibujante, quien vuelve con sus alegorías históricas a ganar la atención de los espectadores.

En estos cuadros que ahora ocupan el segundo piso de la Casa Bolívar —a tiempo aún de salvarse tras una necesaria reparación casi capital—, sobresalen las probadas —y poco reconocidas— cualidades artísticas del exigente estudioso de las fisionomías (tanto humanas como animales, especialmente de los gallos y caballos), del cuidadoso y certero manipulador de las formas, las líneas y los volúmenes; admirables dotes de estas obras que también trascienden por la gracia y la soltura de los trazos libres y voluntariosos, y por el ritmo encantador que se establece entre las figuraciones y las abstracciones, y el tránsito o fusión entre ellas.

El prócer, en las más disímiles representaciones humanas: apasionadas, posadas, amorosas, y bravías o gallardas, o cual valiente jinete en su heroico peregrinaje por la independencia de cinco países latinoamericanos, es recreado por la plumilla y el pincel del artista, en imágenes eminentemente figurativas que se extienden sobre fondos trabajados con un sentido abstraccionista, para crear distintas narraciones —algunas de ellas épicas—que evocan la magnitud y rebeldía de aquel grande de América.

En estas iconografías se confirma la absoluta libertad creadora del maestro, quien hizo con su obra lo que quiso hacer, ajeno a corrientes o tendenciosos criterios del arte “de moda”. Como en el resto de sus figuraciones abstraccionistas, establece en esta serie una suerte de juego con la psiquis del espectador; para lo cual antepone las emociones y los sentimientos sobre las formas, las líneas, las manchas… provocando un emotivo impacto visual.

En tales intenciones, evidentemente expresionistas, influyeron sus ejercicios como copista en el Museo del Prado, de Madrid, lo cual contribuyó a moldear el indiscutible estilo del maestro. Las piezas integradas a la serie Bolívar, a caballo con el Sol constituyen, en última instancia, vigorosos estudios del gesto, en proposiciones plásticas fluidas y líricas; construidas mediante un discurso del que también emana una extraña musicalidad que armoniza nuestras sensaciones.

En la ceremonia de apertura participaron el encargado de negocios de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba, José Capella, oficiales de la Armada Venezolana, familiares de Delarra, periodistas, participantes en el Primer Taller de la Unión Latinoamericana de agencias de noticias, que sesiona en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y Lesbia Méndez, directora de la Casa Simón Bolívar.

* El 24 de julio también es el día de la Armada Venezolana y de la Armada Colombiana.

(Tomado de la Edición impresa, página 11)


No hay comentarios:

Publicar un comentario