jueves, 25 de agosto de 2011

Delarra, más allá del arte

Por Nelia Duménigo

Vancouver, agosto de 2011. Tuve el privilegio de ser una persona cercana a José Delarra, sobre todo , en los últimos años del siglo XX.Ya lo conocía por su obra escultórica, por sus piezas monumentales esparcidas en toda Cuba y porque le entregué un premio que la casa editorial en la que yo laboraba otorga a personas y artistas de mérito. Considero que fue un hombre tímido; para muchos difícil, pero detrás de todo ese esfuerzo por esconder su verdadero yo, había una naturaleza esplendida, humilde y llena de nobleza. Había un ser humano como pocos he conocido. En una ocasión, al llegar a su estudio, dibujaba los precios y mercancías que ofrecía una tiendecita de víveres en plena  Habana Vieja, y lo hacía con la misma delectación y pasión que ponía  en sus aguadas transparentes o en sus mejores óleos. Su pasión por ayudar a los humildes fue muchas veces confundida con un espíritu sectario o demagogo. Nada más lejos de este artista incansable, que fue, además, un educador nato.
Muchos desconocen que el monumento dedicado a los caídos en  Nagasaki, es de José Delarra y fue algo que obtuvo por concurso. Tampoco del que dedico a la cultura maya en México ni de sus obras en Galicia, en África y América del Sur. Mucho menos de sus pinturas esparcidas por el mundo, sobre todo las series Caballos, Gallos y Habaneras de los años noventa y dos mil...Más de diez años del siglo XX  y XXI que trabajo la pintura con denuedo.
Delarra fue de los hombres que se creen caballeros al estilo quijotesco, pues vivió esta fantasía con la presunción de parecer o querer parecer un Sancho más. O fue un Sancho quijotizado. Tal vez, hasta en lo personal sufrió los delirios de las dulcineas y dejo el mundo sufriendo por sus sueños inconclusos , aunque intuyo una muerte temprana / El lo decreto y sucedió .
Me concedo el privilegio de llamarlo *obrajero*, palabra que encontramos juntos, cuando en una cena, leíamos cuentos mexicanos. Eso fue, un artista inagotable, con un fuego interior inextinguible, un obrajero de marca mayor que inundo la patria con su obra, un amigo fiel, un poeta de la imagen y un hombre bueno. Te saludo, a pocos días de conmemorar los ocho años de tu viaje final...Te rindo homenaje, ahora y siempre, en el eterno andar, por los caminos.

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